Día a día, sin pausa, observamos como las políticas educativas se orientan a sustituir un modelo de persona, además de capaz y competente para resolver los retos del Siglo XXI, por el de un ciudadano sumiso y agradecido con el poder económico y político. Lo hemos dicho desde el principio, queremos aportar nuestro granito de arena para formar personas más felices, más críticas, más sabias, más comprometidas y solidarias con los demás y con el mundo. Somos parte de esa sociedad civil que se indignan ante actitudes y medidas que impiden el desarrollo de las capacidades de todos para incrementar hasta el infinito las de algunos.
Dos son los contenidos que nos ocupan: las Competencias básicas y el análisis de las políticas educativas. La realidad demuestra que ambos están íntimamente relacionados. Conocida la letra de la contrarreforma educativa parece claro que uno de sus cadáveres son las Competencias básicas. La reducción del significado de la palabra competencia a lo académico y disciplinar es un hecho ( Ellos las llaman “la Competencia correspondiente”).
Este texto se escribe cuando el gobierno actual acaba de aprobar el anteproyecto de la que será la séptima ley de educación de la democracia. A falta de la letra pequeña, los titulares de la prensa nos ponen los pelos de punta pues aventuran un futuro incierto para el devenir de las Competencias básicas y de la Escuela pública.
Los efectos de las medidas tomadas a corto plazo para reducir costes y aumentar ingresos (menos profesores al aumentar el horario lectivo y las ratios, retirada de las ayudas para el acceso a los servicios complementarios y la gratuidad de los materiales, subida del IVA, etc.) ya los conocemos.
Ahora se trata de poner los medios para definir que “tipo de persona o personas” que queremos formar. Hablamos del CURRÍCULO y las herramientas que la LOMCE (tiene las mismas siglas para no ser menos que la LOGSE) va a utilizar son viejas conocidas de nuestro sistema educativo.
Piensan que el “fracaso y el abandono” se acaban cuando se establecen diferentes currículos.
Primero, un currículo menos comprensivo, más cerrado, homogéneo y acumulativo para todos. El fin del “conocimiento del medio” por la separación de las ciencias sociales y las ciencias naturales desde la educación primaria y aumento del tiempo horario dedicado a los conocimientos instrumentales. Después, a ser posible desde los 13 años, otro diferenciado para separar el polvo de la paja. Además, la evaluación (reválidas) se pone al servicio del sistema, para garantizar la “igualdad” y la “calidad” de algunos y el empobrecimiento de otros. Nos queda claro, “productores, consumidores y gregarios” todos, pero con diferente cualificación profesional y rol social.
¿Llevaban razón todos aquellos que auguraban un breve periodo de vida a las Competencias básicas? ¿Han cambiado los objetivos de la Unión Europea y del Consejo de Europa?
¡¡¡NO!!! El análisis de la normativa publicada en este año nos dice que la LOMCE utilizará gran parte del contenido de la LOE con el significado contrario y, por tanto, mantendrán las Competencias básicas como referente.